El
Racing Genk ganó la liga 2010-2011. No deja de sonar extraño porque
aunque es uno de los gallitos de la Jupiler Pro League, no suele
conquistar muchos campeonatos nacionales. Históricamente siempre ha
quedado por detrás del Anderletch, Brujas o Standard de Lieja. De
hecho, esa liga fue la tercera que ganaba el club. Además, también
ganó ese año la Supercopa de Bélgica, la única Supercopa que
tiene el Genk. Se trataba de una buena unión de jugadores: Courtois,
Vanden Borre, Töszer, Buffel, Vossen, pero sobretodo se trataba del
hecho que contaba con el mejor jugador del campeonato: Kevin De
Bruyne.
Kevin
De Bruyne nació el 28 de junio del 1991 en Gante, al norte de
Bélgica. Tiene 21 años (cuando ganó la liga y fue el mejor jugador
de la liga belga tenía sólo 19) y juega en el Werder Bremen, cedido
por el Chelsea FC.
Ya
de entrada si el Chelsea se fija en un jugador tiene que ser bueno,
pero el caso de De Bruyne tiene un significado especial para el
equipo de Stanford Bridge. Recuerda, por su estilo de juego, al
veterano Arjen Robben, un holandés que se encargó de dejar muy buen
recuerdo al combinado blue.
Como
Arjen, Kevin tiene soltura, una velocidad endiablada y una finta de
espanto. De momento no tiene la mala suerte de Robben con las
lesiones, sólo estuvo apartado dos meses de los terrenos de juego
por una mononucleosis.
De
Bruyne es un jugador que, con 19 años, rompió las cinturas de todos
los laterales derechos del campeonato belga. Ese es otro parecido con
Robben, empezó jugando en la izquierda, pegado a la línea de cal y
esperando balones largos. Con el tiempo, empezó a tener más
protagonismo en el equipo, haciendo diagonales y viniendo a jugar más
al centro. Después ya jugaba por donde quería del esquema ofensivo.
Y después se encargaba él sólo de armar cada ataque del Genk.
Sus
cualidades siguen intactas, pero su juego se ha serenado, ahora puede
levantar la cabeza y elegir la mejor opción, lee la jugada con más
rapidez y se ha vuelto más colectivo. Lo tiene todo para comandar a
su país hacia retos mayores, pero todavía es una promesa. Su
siguiente paso: rendir fuera de Bélgica al mismo nivel que lo hacía
en el Genk. Si lo hace así, volverá al Chelsea, y dejará de ser
una promesa para ser una realidad.
En las imágenes, Kevin De Bruyne posando junto a la camiseta de su actual club, el Werder Bremen (izquierda), jugando un partido con el Chelsea FC (derecha) y con la camiseta del Racing Genk (abajo).

Hazte amigo del balón.
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