El fútbol es espectáculo, eso está
claro y los aficionados gustan de ver a su equipo controlando la
posesión y teniendo infinidad de ocasiones, buenas combinaciones,
jugadores alrededor del círculo mágico que proyecta el balón.
Sin embargo, hay entrenadores que en
vez de campos de fútbol ven campos de batalla, en vez de jugadores
ven guerreros y en vez de ganar un partido se trata de derrotar a un
rival. Soy partidario de la estrategia futbolística y la táctica,
ahí es donde se ven las personas que verdaderamente saben de fútbol,
pero de ahí a formar un equipo única y estrictamente dedicado a
moverse de forma robótica, atentos a las órdenes de un entrenador
que ejerce de programador informático, hay un trecho.
En toda la historia hay muchos casos de
grandes equipos que han ganado de esta manera muchos títulos. Ya
desde el gran Helenio Herrera, pasando por Sacchi hasta, actualmente,
Mourinho. Pero no son los únicos, es una epidemia que se expande.
No es mi estilo, el fútbol, como el
periodismo, debe de ser libre, ha de ser arte, ha de brindar a los
jugadores capacidad imaginativa y, en definitiva, se ha de crear el
ambiente idóneo para el florecimiento de la magia, de aquello único
que hace recordar a los verdaderos equipos de leyenda. Brasil de
Pelé; Brasil de Garrincha; Argentina de Maradona; Holanda de Cruyff;
el Rennes de los 50; el Madrid de Di Stefano; el Liverpool de los
80'; el Dream Team; Barça de Messi, Xavi e Iniesta e incluso el Ajax
del 95.
Bienvenido y recuerda,
Hazte amigo del balón.
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